viernes, 12 de mayo de 2017

Isabel Pantoja dona la mitad de los beneficios de sus conciertos a la cárcel de Alcalá de Guadaira

Isabel Pantoja recibe a la prensa acompañada de sus guardaespaldas.

08:45. Isabel Pantoja abre las puertas de su finca Cantora, situado en Medina-Sidonia, Cádiz. Nos invita a pasar con una gran sonrisa. Los periodistas presentes notamos la felicidad que irradia la cantante, muy alejada de aquél semblante agónico que recibía la noticia de su encierro hace ya dos años.


Lleno absoluto concierto tras concierto.
Isabel Pantoja ha cumplido dos años de condena por blanqueo de capitales. El 4 de diciembre de 2015 se le concedió el tercer grado, y el 28 de octubre de 2016 fue puesta en libertad. Han pasado 6 meses desde que abandonó la cárcel y 5 desde que volvió a los escenarios. 

Hoy, después de un proceso de recuperación psicológica, Isabel Pantoja nos muestra su nueva actitud: positividad, alegría, y seguridad que ha sabido transmitir en sus conciertos.







La Tonadillera reúne a la prensa en Cantora para dar el comunicado.
09:00. Al grito de "¡Si me queréis, venirse!" seguimos a la tonadillera y sus guardaespaldas al interior de la finca, donde nos espera un self-service de canapés y bebidas. Isabel Pantoja nos ameniza la comida con una nueva versión de "Ese caballo que viene de Bonanza", aún en fase de producción, que seguro será un nuevo éxito.

 
09:22. La viuda de España se aclara la garganta y nos invita a acercarnos. Con entusiasmo nos da la tan esperada noticia: "Gracias por venir a mi casa, espero que os hayan gustado las croquetas. Yo nunca había cocinado antes, nunca me hizo falta, hasta que entré en prisión. Allí, las mujeres de la cárcel de Guadaira me enseñaron a cocinar en una encimera que no cabe ni un chipirón. ¿Estaban buenas las croquetas o no?" 
Todos asentimos en silencio. 
"Pues imaginen lo que podrían hacer esas mujeres con una cocina de libre acceso en los pabellones... Y no sólo en la cocina. Esas mujeres hacen de todo y me han enseñado a valerme por mi misma a estas alturas de mi vida, les debo todo lo que soy ahora." 
Murmullos entre los presentes. 
"He estado pensando cómo puedo contribuir a la mejora de las reclusas de Alcalá de Guadaira y he llegado a una conclusión: Voy a entregar el 50% de los ingresos de mis conciertos para ampliar la cárcel." 
Aplausos.  
"Voy a añadir en cada pabellón una cocina de libre acceso, una zona de gimnasio con aguas termales, una piscina cubierta, un cine de realidad virtual y un túnel de viento."
  Nos miramos unos a otros, asombrados. 
"Y para mis compañeras del pabellón VIP, que me enseñaron a hacer las croquetas y a valerme por mi misma, les voy a poner un jacuzzi en las habitaciones y les voy a montar un catering." 
Aplausos tímidos. Se nota la confusión en el ambiente. 
"Por último, y ya os dejo que tenéis que estar ocupados, pobres. ¿Habéis comido suficiente? ¿Os frío un huevo? ¿Seguro que no? Bueno, bueno. Como decía, por último, voy a añadir circundando la valla del patio, un microclima llenito de caribúes. Porque me apetece."

Centro Penitenciario para mujeres de Alcalá de Guadaira.


09:30. La conmoción nos obliga a andar torcidos. Cuando conseguimos salir de Cantora, agarrados unos a otros para no perder el equilibrio, nos encontramos con un grupo de fans en la puerta.
Me adelanto como puedo hasta ellos y les doy la noticia. Las reacciones no se hacen esperar. "A Isabel le encantan las reformas, eso lo sabe cualquiera que sea fan de verdad.", responde con tono cortante Alazana Pérez, una señora de mediana edad que lleva gafas de sol al estilo Pantoja.

09:33. Un hombre en la treintena, pancarta con foto de la cantante en mano, nos increpa. "¡Qué sabrán ustedes de la cárcel y lo que pasan las mujeres allí! ¡Si Isabel dice que les hace falta un túnel de viento será verdad! ¡Periodistas embusteros, se cree el ladrón que son todos de su condición! ¡Amarillistas, golfos, nazis!"

09:34. Nos alejamos del grupo de fans por nuestra seguridad. Estamos a punto de abandonar Cantora cuando un coche estaciona junto a nosotros. Es Kiko rivera, alias Paquirrín, que saliendo del vehículo se acerca a nosotros con una gran sonrisa suponemos que heredada de su madre. "¿Qué? ¿Ya os ha dado la gran noticia?", pregunta. Ante nuestro estupor Francisco Rivera decide declarar. "Estoy muy orgulloso de mi madre. ¿Qué madre se preocupa de otras madres? ¡La mía! Y lo mejor es que esto va a crear un precedente. ¿Se dice así? ¡Ea, pues eso! Porque ahora lo verán otros ricos y famosos y puede que decidan hacer lo mismo y mejorar las cárceles de España. Nunca sabemos cuando nos veremos entre rejas, pero tarde o temprano te llega la hora. Cuando me toque a mí me gustaría que hubiese bar de copas y mesa de mezclas, y si me ponen un tatuador ya lo bordan."

Francisco Rivera, hijo de Isabel. "Mi madre es muy previsora desde siempre"

09:37. Agradecemos a Paquirrín su tiempo y nos marchamos. Mientras recorremos la carretera que nos lleva de vuelta a Sevilla, nos quedamos pensando en las palabras de la tonadillera. Quizá es demasiado extravagante para lo que estamos acostumbrados, pero los periodistas que allí nos congregamos estamos de acuerdo en algo: Esas croquetas son las mejores que hemos probado y estamos deseando que las reclusas cuenten con su catering. Gracias, Isabel.

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